Propósito:
Restaurar éste antiguo molino ubicado en el idílico entorno de la serranía de Cuenca.
Las premisas eran claras, dejar a la vista la honestidad de la construcción y dotarla de la flexibilidad necesaria para acomodar a una familia en vacaciones, creando un espacio amable donde aislarse del mundo y reconectar con uno mismo.
Se trataba de conseguir un entorno neutro que otorgara el protagonismo al paisaje.
Solución:
Éste molino de agua tiene mucha historia, ha trabajado duro moliendo trigo, ha sido el hogar de una familia numerosa, ha vivido una guerra civil y ahora, en su merecida jubilación, está destinado a ser disfrutado y fundirse con su entorno sereno y relajante acompañado del constante murmullo de su cascada.
La intervención aquí ha consistido en dejar a la vista sus elementos estructurales originales como vigas, viguetas y paredes de piedra de toba y dejar un espacio abierto, estimulante y cómodo para disfrutar en familia, huyendo de las compartimentaciones propias de las distribuciones antiguas.
Gracias a la conservación y restauración de éstos elementos constructivos, se ha conseguido mantener el acuerdo tácito que existe entre casa y naturaleza, de no “mancillar” el paisaje con materiales extraños.
Con este proyecto recordamos el origen de las cosas y volvemos a mirar al pasado, donde el sentido práctico y la proximidad de los recursos eran la base. En ese sentido, quizás lo más sorprendente haya sido volver a ver materiales tradicionalmente utilizados en la artesanía popular, recuperado algunos muebles, utensilios de labranza, etc.
Conjugar el lenguaje depurado de la arquitectura moderna con los códigos de las construcciones populares produce resultados espectaculares sí se hace con delicadeza y absoluto respeto por el entorno y la herencia recibida.